La vita è bella
- Alexander Jasso
- 20 dic 2018
- 2 Min. de lectura
El amor nos hace cometer locuras, no importa cual sea el obstaculo; lo interesate es que lleguemos hacer felices en pareja con la persona que estamos dispuestos a conquistar y ser correspondidos.
También por los hijos somos capaces de hacer lo que sea, para que puedan ser felices y ver un mundo un poco más inocente, bella, compasiva. Inventamos un cuento para que crean que lo que pasa en su alrededora es para llgar a una meta que los hará felices.
La siguiente película nos hara reír y llorar, al ver como nuestro protagonista conquista a una bella dama, de como su felicidad se ve empeñada por los sucesos nazis.
En 1939, Guido Orefice, un alegre, divertido y carismático joven italiano de origen judío, llega a la casa de su tío en Arezzo para trabajar como camarero en su hotel. Allí conoce a una joven y bella profesora llamada Dora, de la que se enamora inmediatamente y hace lo posible por conquistarla, llamándola princesa y saludándola alegremente con la frase ¡Buenos días, princesa! cada vez que la ve, pero ella es la prometida de un funcionario fascista llamado Rodolfo.
Seis años después, en 1945, Guido y Dora están casados y tienen un hijo, llamado Giosuè (Giorgio Cantarini). A pesar de la guerra y de la invasión nazi de Italia, siguen siendo felices. Guido abre una librería y Dora continúa con su trabajo como profesora. El día del cumpleaños de Giosuè, Guido, su tío y Giosuè son detenidos debido a su origen judío y subidos a un tren rumbo a un campo de concentración. Aunque Dora no es judía, exige subir también al tren para permanecer junto a su familia, pero al llegar al campo, los hombres y mujeres son inmediatamente separados y el tío de Guido y muchos otros son enviados directamente a las cámaras de gas, ya que no se les considera útiles para trabajar. Guido oculta a su hijo la terrible situación que están viviendo, haciéndole creer que es sólo un juego en el que deben ganar puntos, y el primero que gane 1000 puntos conseguirá un tanque auténtico. También le dice que si llora, pide comida o quiere ver a su madre, perderá puntos, mientras que si se esconde de los guardias del campo ganará puntos extra.
Guido usa esta fantasía para justificar la realidad que les rodea: los guardias los tratan mal porque quieren el tanque para ellos y el número cada vez menor de niños (que están siendo asesinados en las cámaras de gas) se debe a que están escondidos para ganar puntos. Guido consigue convencer a Giosuè para que no quiera marcharse diciéndole que van en cabeza y sólo necesitan un poco más de tiempo para volver a casa con el tanque. A pesar de estar rodeados de horror, tristeza y muerte, Giosuè acaba creyéndolo todo gracias a la convincente historia que le cuenta su padre y a su propia inocencia.
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